Fuimos 14 a cenar y avisamos el día antes. Sin problema, me contestaron por teléfono, os pondré una mesa para todos y os aseguro que estareis cómodos.
El como llegar no fué problema...
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La verdad es que estuvimos bien cómodos, sin prisa, sin espera, la comida en su punto y cuando nosotros indicabamos.
El menú lo escogimos al sentarnos, y la verdad es que nos sorprndió agradablemente.
El local es una antigua bodega reconstituida en restaurante, aunque cuenta con un comedor que no es demasiado grande se hace agradable para un grupo de gente como el nuestro (eramos 14 personas). No estuvimos solos y el local estuvo ocupado al completo tiene una capacidad total para unas 40 personas, aunque nosotros fuímos los últimos en entrar y los últimos en salir.
Nos sorprendió todo en este local pues muchos conocimos lo que había sido anteriormente y el lavado de cara es grande.
La carta es variada y además siempre tine alguna cosa más fuera de carta que te llama poderosamente la atención.
Pedimos casi que de todo lo que nos gustaba, aunque alguna de las cosas de la carta (supongo que por la hora que era 23:00) ya no quedaban o quedaba muy poco - salpicón (buenísimo) y chipirones a la plancha...
El servicio excelente y la atención mostrada a la hora de servirnos muy buena.
Muy destacable la brocheta de Rape con langostinos y el raxo con patatas fritas.
En cuanto a los postres son todos caseros, aunque la gente destacó más los platos que no el postre.
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